📝 Notas y enlaces del capítulo aqui: https://www.jaimerodriguezdesantiago.com/kaizen/249-lo-que-nos-queda-por-vivir/

Uno de los ejercicios más desafiantes que he hecho en toda mi vida parece una tontería: dibujar 90 filas de 52 cuadrados en una hoja, de manera que cada cuadrado sea una semana en la vida, desde los 0 años hasta los 90. Y pintar, sobre esos cuadrados, los años de mi infancia, los que pasé en la universidad, lo que llevo trabajando y lo que me queda hasta lo que debería ser mi jubilación. Marcar, también, los lugares en los que he vivido y los momentos importantes como mi boda, el nacimiento de mi hija o la muerte de mi padre; o la distancia que me queda hasta que yo alcance, precisamente la edad a la que él murió o hasta que mi hija llegue a los 18 años o mi madre a los 90.

Y es que ver así tu vida, resumida en una hoja con un puñado de cuadraditos lo suficientemente numerosos como para sentir que tienes muchos, pero también lo suficientemente escasos como para pensar que más te vale no desperdiciarlos es toda una cura de humildad. Es también una invitación a reflexionar sobre las cosas que merecen o no la pena. Y además es un ejercicio que encierra una pregunta dolorosa: ¿cuántas oportunidades te quedan?

A esa pregunta, a las inevitables despedidas que la acompañan y a lo bueno que aún nos espera, vamos a dedicar el capítulo de hoy.

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#249 Lo que nos queda por vivir

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